RESCATAR LA ESENCIA DEL JUDO, EN MANOS DEL TRIBUNAL ARBITRAL DEL DEPORTE
Un Wazari fue el que le marcó la Unión Panamericana de Judo a la FIJ luego de lograr que el Tribunal Arbitral del Deporte resolviera dar trámite a la demanda que interpuso contra el intento de desconocerlo como organismo rector de Judo en el Continente Americano.
En el marco de esta lucha desigual, no es necesario ser un experto para percatarse de las serias anomalías y abusos cometidos en el proceso que han seguido la FIJ y aliados para cumplir su negro propósito de desaparecer a una organización deportiva legalmente constituida y reconocida como lo es la UPJ.
El que el Tribunal Arbitral del Deporte haya aceptado dar curso a la demanda interpuesta, hace ver que existen elementos suficientes para presumir la ilegalidad que rodea al desconocimiento perpetrado por la FIJ el pasado 27 de marzo. Antes de esa fecha fueron varios los hechos a través de los cuales se pretendió indebidamente debilitar las estructuras de la UPJ, entre ellos el boicot al Campeonato Panamericano Infantil realizado en República Dominicana en diciembre pasado.
Lo cierto hasta ahora es que no son el odio ni la sed de venganza y poder los principios bajo los cuales debe regirse el actuar de una organización deportiva de tan altos vuelos como lo es la Federación Internacional de Judo.
Sostenemos lo dicho: en este caso la FIJ debió privilegiar los acuerdos, fomentar la buena relación entre las Federaciones Nacionales del Continente y estrechar los lazos de hermandad en el Judo del área panamericana. Su papel debió ser neutral y no utilizar todos los recursos a su alcance para inclinar la balanza a favor de una de las partes.
La FIJ ha actuado en sentido contrario a los principios más elementales que dieron origen al Judo y de todo el movimiento olímpico, como si su presidente, el rumano Marius Vizer, fuera un todopoderoso y su palabra la última. Desgraciadamente ese ejemplo propio de una dictadura ha sido emulado por algunos presidentes de Federación como el de nuestro país, México.
El Tribunal Arbitral del Deporte tiene ahora en sus manos la gran oportunidad de rescatar y hacer que prevalezcan los ideales del movimiento olímpico, además de devolverle su verdadera esencia a este arte marcial.
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