viernes, 26 de marzo de 2010

¿QUEDARÁ IMPUNE LA MUERTE DE LA JUDOKA DE JALISCO FERNANDA VIRIDIANA?

A MÁS DE DOS AÑOS DE LA MUERTE DE LA JUDOKA DE JALISCO FERNANDA VIRIDIANA RAMÍREZ ESCOTO, SIGUE SIN HABER RESPONSABLES...PARECIERA QUE EN EL JUDO MEXICANO NADIE QUISIERA RECORDAR ESTE LAMENTABLE HECHO, SIN EMBARGO ES INNEGABLE LA RESPONSABILIDAD QUE TUVIERON EN ESTE DECESO AUTORIDADES DEL CONSEJO ESTATAL PARA EL FOMENTO DEPORTIVO Y EL APOYO A LA JUVENTUD, EL FAMOSO CODE JALISCO, ASÍ COMO LOS ENTRENADORES CUBANOS ALFONSO CÁRDENAS Y ROBERTO CHACÓN...ESTAMOS FRENTE A UN HECHO QUE SEGURAMENTE QUEDARÁ IMPUNE EN EL DEPORTE DE NUESTRO PAÍS...¡QUÉ VERGÛENZA! NO ESTÁ DE MÁS RESALTAR EL PENOSO Y COBARDE SILENCIO QUE LA FEMEXJUDO, POR CONDUCTO DE MANUEL LARRAÑAGA, MANTUVO SIEMPRE EN RELACIÓN A ESTE TEMA...EN INFOJUDO MÉXICO HONRAMOS LA MEMORIA DE VIRIDIANA Y ELEVAMOS VOTOS PARA QUE ESTO NUNCA VUELVA A OCURRIR...INFOJUDO Por Andrea Weitzner, Directora de AW Foundation...A la memoria de Fernanda Viridiana. En materia de trastornos alimenticios reina en nuestro país la falta de integridad. Desde la manera en que la Medicina aborda la enfermedad, tratando el problema dentro de un marco teórico que responde a criterios de eficacia y funcionalidad, hasta el encubrimiento del fallecimiento de valiosos atletas. Sudores forzados con ropas térmicas, sacarse hasta un litro de sangre, utilizar diuréticos y laxantes, ayunar durante días sin parar son prácticas comunes entre los deportistas cuya calificación para competir depende de un peso específico. Fernanda Viridiana Ramírez Escoto era una niña que vivía bajo una presión mortal: luchaba a diario y desde hace años para mantener su peso abajo de los 44 kilos para seguir compitiendo por Jalisco en el judo, deporte en el que era campeona nacional. Ella perdió la vida la mañana del viernes 7 de marzo del 2008, a los 14 años, cuando se desvaneció en su casa preparando su maleta porque al mediodía viajaría con la Selección Estatal. La causa de su muerte: anemia y pancreatitis coadyuvada por sangrado de tubo digestivo. La judoca, dos veces medallista de bronce en la Olimpiada Nacional, había fallecido a causa de un trastorno alimenticio, palabras que fueron cuidadosamente evadidas por los responsables del CODE (Consejo Estatal para el Fomento Deportivo y el Apoyo a la Juventud). Fernanda vivía internada en el CODE desde 8 meses atrás, y había sufrido en los últimos meses para dar su peso; en el 2006, compitió en la Olimpiada Nacional en los 42 kilos; en el 2007, lo hizo en la división de los 44. En el 2008, a pesar de su crecimiento normal de los 13 a 14 años, la hacían competir en los mismos 44 kilos. Pese a estar luchando contra un mortal adversario como lo es un trastorno alimentario, en febrero de 2008 Fernanda se coronó campeona en el Torneo Nacional de Aguascalientes, pero ésta sería su última competencia. A mediados de febrero, la madre de Fernanda, preocupada porque notaba que su hija se veía malnutrida y cansada, habló personalmente con su entrenador. “No se preocupe, déjemelo a mí, yo me hago cargo”, respondió él. La siguiente vez que se volvieron a ver fue la noche del 7 de marzo, afuera del Servicio Médico Forense, en donde la señora Ramírez esperaba el cuerpo de su hija. No sé qué fue peor, lo ocurrido o el asqueroso manejo que le dieron nuestras autoridades: a las compañeras de equipo de la selección de judo se les dijo que a Fernanda la habían atropellado; mi fundación, que se especializa en el tratamiento íntegro de los trastornos de la alimentación, puso una queja colectiva ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, misma que fue tratada a la burócrata mexicana y se hizo lo que se suele hacer en nuestro país: nada. En el deporte, como en varias aéreas de nuestro sistema, opera la regla maquiavélica “llega, sin importar cómo”. Los entrenadores reciben bonos por medallas ganadas y como este relato demuestra, llegaran ahí como sea. ¿En dónde están nuestros valores? Entrenadores, ¿dónde está su conciencia? ¿Qué estamos haciendo con y de nuestros atletas? Esta manera de operar va en contra de la esencia de la práctica del deporte desde la buena voluntad, no sólo por ganar; viola todo lo que en esencia el deporte representa. Algunas de nuestras instituciones deportivas son centros especializados en la deformación del ser humano. La madre de Fernanda es empleada doméstica, su padre es obrero de la construcción. Ellos entregaron a su hija a las autoridades deportivas para un devenir mejor. Fernanda falleció frente a su hermano menor, de tan sólo nueve años. ¿Quién asume responsabilidad por los daños? La muerte de Fernanda ocurrió lentamente frente a los ojos de varios que prefirieron mirar hacia otro lado. Viví en un internado de gimnasia olímpica en donde reinaban los trastornos alimenticios. Una de mis más cercanas amigas murió a causa de ellos. Viví con la culpa del sobreviviente durante años, sintiéndome merecedora de cualquier daño por no haber reportado que nuestro internado era un bulímico y anoréxico infierno, del cual tuve la fortuna de salir ilesa, pese a años de abuso. Es vital dar apoyo psicológico a las compañeras de equipo de Fernanda, vivir con ese peso puede orillarte al suicidio, les doy mi palabra. Padres de familia: no proyecten en sus hijos sus sueños no realizados; tu hijo vale simplemente por ser. Cualquier hijo de vecino aprende a leer, pero las heridas causadas por no haber llegado a la meta deseada tardan años en cerrar. Y a ti, que amas un deporte por el cual lo darías “todo”: nada vale tanto. Dejarás el deporte y vivirás con las consecuencias el resto de tu vida, cuando tengas la suerte de salvarla. Quiérete más a ti que a tu sueño. Querer algo “tanto” es una trampa de tu ego. Nada puede valer más que tu salud, es tu tesoro. ¡Cuídalo!

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