EN SU EDICIÓN DE ESTA SEMANA, LA REVISTA PROCESO EXPONE EL CASO DE LA JUDOKA UNIVERSITARIA SILVIA GONZÁLEZ, A QUIEN EL AVIADOR DE LA UNAM MANUEL LARRAÑAGA INTENTÓ EXCLUIR DE LA SELECCIÓN MEXICANA QUE EL PASADO FIN DE SEMANA PARTICIPÓ EN EL CAMPEONATO PANAMERICANO SENIOR EN GUADALAJARA, DONDE POR CIERTO SE ALZÓ CON LA MEDALLA DE PLATA…EL REPORTERO RAÚL OCHOA MUESTRA AL EMPLEADO DE LA UNIVERSIDAD COMO UN TRAMPOSO Y MENTIROSO…EN LA PLÁTICA CON SILVIA GONZÁLEZ, LA DEPORTISTA SE REFIERE ASÍ A LARRAÑAGA: “NOS PONE EL PIE A LOS ATLETAS UNIVERSITARIOS, SIENDO QUE LA UNIVERSIDAD LE ESTÁ DANDO DE COMER. ME DA PENA AJENA DECIR QUE ESE TIPO DE PERSONAS SON MIS REPRESENTANTES. NO SÉ QUÉ HACE AHÍ (LARRAÑAGA) Y POR QUÉ LO CONSERVAN”…AUNQUE EXTENSO, EN EL TRABAJO PERIODÍSTICO DEL SEMANARIO POLÍTICO FALTÓ INFORMAR SOBRE LAS CONSTANTES SALIDAS AL EXTRANJERO DE LARRAÑAGA PARA CUMPLIR SUS COMPROMISOS COMO PRESIDENTE DE LA FEMEXJUDO, ABANDONANDO SU TRABAJO EN LA UNAM, EJEMPLO QUE HAN SEGUIDO OTROS ENTRENADORES DE JUDO UNIVERSITARIOS COMO EL RESPONSABLE DEL DOJO DE CIUDAD UNIVERSITARIA, QUE YA LLEVA CERCA DE UN MES ATENDIENDO ASUNTOS DE LA FEDERACIÓN DE CIEGOS Y DÉBILES VISUALES EN ESPAÑA Y TURQUÌA, TODO ELLO CON LA ANUENCIA DE MAX AGUILAR, DIRECTOR DEL DEPORTE REPRESENTATIVO DE LA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS…INFOJUDO-MÉXICO
FEDERACIÓN MEXICANA DE JUDO: RUDEZA INNECESARIA
REVISTA PROCESO
En desigual combate, la judoka Silvia González venció a la Federación Mexicana de Judo, cuyo presidente, Manuel Larrañaga, quiso despojarla de su boleto para el torneo panamericano de la disciplina y favorecer a la michoacana Sandra González, quien al no presentarse al duelo definitorio perdió su lugar. Sin embargo, en la mesa, Larrañaga trucó los lugares y obligó a que la universitaria dirimiera un combate más, este sí definitivo, ante la burocracia deportiva.
Por Raúl Ochoa
El 19 de marzo Silvia González, primera en el ranking nacional de judo en la categoría de 44 kilos, se preparaba para un duelo crucial en el tatami: estaba en juego el boleto para la selección nacional que participaría en el campeonato panamericano de la especialidad en Guadalajara, del 31 de marzo al 4 de abril.
En esa ocasión había aproximadamente 3 mil espectadores en el auditorio General José María Arteaga, de la ciudad de Querétaro, pero la rival de Silvia, la michoacana Sandra Sánchez, no llegó a dirimir el “tope” (combate) de los dos que la Federación Mexicana de Judo (FMJ) programó para las 10 de la mañana.
Por reglamento, González, quien representa a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue declarada ganadora y obtuvo el pase al torneo panamericano.
Tres días después a la judoka capitalina, ya dispuesta para concentrarse con el seleccionado, se le esfumó la sonrisa: la FMJ, presidida por Manuel Larrañaga –quien también trabaja para la UNAM–, decidió excluirla de la lista y poner en su lugar a Sandra Sánchez.
González, de 27 años y pentamonarca de la Universiada Nacional, había sido “derrotada” en el escritorio.
En los días siguientes, González, estudiante de la maestría en diseño mecánico en la Facultad de Ingeniería, emprendió la defensa de su lugar en el seleccionado con el apoyo de su entrenador, Agustín Buendía, el presidente de la Asociación de Judo de la UNAM.
Después de todo, González había recorrido completa la ruta del Panamericano de Judo: igual que el resto de los competidores, participó en cuatro torneos selectivos, y en ellos obtuvo una medalla de oro, una de plata y una de bronce, además de su victoria por default en Querétaro. En su currículum consta que ocupó el noveno lugar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2006, de Cartagena de Indias, Colombia, y el quinto sitio en el Grand Prix de Panamá 2010.
El 24 de marzo la atleta presentó formalmente su inconformidad al titular de la Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas (Dgadr) de la UNAM, Severino Rubio, e insistió al día siguiente. El funcionario le ordenó al director de Deporte Representativo, Max Aguilar, que citara a Larrañaga para una reunión urgente.
A la sala de juntas de la propia Dgadr, donde Larrañaga trabaja también como jefe de Departamento de Planeación, además de éste acudieron Severino Rubio y Max Aguilar, así como Silvia González y su entrenador.
La competidora cuestionó duramente a Larrañaga, quien inicialmente se dijo dispuesto a ordenar un nuevo combate de última hora con Sandra Sánchez, a unos días del Panamericano de Judo. Lo propuso, según dijo el presidente de la FMJ, “para que vean que soy cuate”.
Pero la judoka presentó pruebas –incluido un video– de que ella se presentó a la hora fijada y por lo tanto no había motivos para programar un nuevo enfrentamiento con la atleta michoacana. Como Larrañaga aún ponía reparos, Silvia le advirtió: “La próxima vez hablarás con mi abogado”. La reacción de las autoridades deportivas presentes fue inmediata. Consideraron que no había motivos para llevar la discusión a instancias judiciales.
Sólo entonces Larrañaga argumentó que no estaba enterado de lo que sucedió la mañana del 19 de marzo en Querétaro. Le atribuyó a su director técnico, Germán Ayala, el error de no informarle a tiempo de los hechos y les garantizó a las autoridades deportivas universitarias que el caso de Silvia González sería reconsiderado esa misma tarde por el consejo directivo de la FMJ.
Larrañaga salió de la Dgadr cerca de las 15:00 horas, después de casi una hora de careo con González, y por la tarde la FMJ rectificó su decisión con el voto de ocho de los 10 consejeros a favor de la atleta; a uno de ellos no pudieron localizarlo, y sólo se manifestó en contra el titular de la Asociación Michoacana de Judo, Carlos Ruiz, quien también es vocal de la federación.
Ahora Larrañaga afronta el dilema entre sus funciones como presidente de la FMJ y como empleado de la UNAM. Por su parte, la casa de estudios celebró la rectificación de la FMJ en su página oficial con el encabezado: “Silvia González al Panamericano de Judo en Guadalajara”. Será la única representante de la institución en el seleccionado mexicano.
FORCEJEO INICIAL
Silvia González relata a Proceso que, antes del ríspido encuentro con el presidente de la FMJ, Rubio y Aguilar la recibieron jubilosos con la noticia: “Te conseguimos un tope”. La atleta replicó: “Yo no quiero ningún tope”, e insistió que ganó su lugar con todas las de la ley. El titular de la Dgadr meditó unos segundos y le pidió a Aguilar que arreglara la situación.
Lo cierto es que el jueves 24 Larrañaga les envió a los presidentes de las asociaciones de judo de Michoacán y a la UNAM un correo electrónico que dice:
Les informo que debido a los sucesos del pasado sábado 19 de marzo en Querétaro, con relación al tope de 44 kilos entre las competidoras Silvia González y Sandra Sánchez, se ha tomado la decisión de llevar a cabo, de acuerdo al Juego Limpio, el tope este sábado 26 de marzo, a las 10:00 horas en el dojo de Villas Tlalpan de la Conade.
No habrá pesaje previo. Asimismo les informo que en caso de que alguna competidora no se presente se considerará como ausencia o abandono de acuerdo al Reglamento de Arbitraje de la Federación Internacional de Judo.
El propio Max Aguilar le dijo a Silvia que Larrañaga les había dado una versión distinta, y mandó llamarlo. Al principio, cuenta la atleta, personal universitario buscó a Larrañaga “por todas partes, y el señor no respondía ningún teléfono.
“Cuando al fin fue ubicado llegó corriendo a la reunión en la sala de juntas. El presidente de la federación se veía muy seguro de convencerme. Quiso quedar bien al decir que me estaba echando la mano con el tope. Incluso me dijo que sería sin pesaje. Le respondí: pues eso no me está ayudando a mí. Ya deje de favorecer a la michoacana. Todos sabemos que el asunto del no pesaje es por ella (Sandra), porque yo estoy incluso 600 gramos por debajo del peso límite.
“Después –continúa– Larrañaga se tornó agresivo porque no podía convencerme, pero se quedó callado cuando se le cayeron todas sus mentiras y todos los favoritismos. Lo empecé a desenmascarar. Todavía me retaba: ‘¿Le tienes miedo?’. Si fuera por eso no hubiera ido a gastar mi dinero a Querétaro. Él estaba convencido que el lugar se lo habría ganado Sandra.”
Fue entonces, agrega, cuando “el presidente de la federación me hartó y le dije: la próxima vez hablará con un abogado, no conmigo; con usted no se puede dialogar... Al final, cuando le pedí una explicación de por qué no estoy en la lista, lo único que se le ocurrió decir es que todo se originó por un error técnico. Pero todos sabían de la competencia. Antes de un torneo nacional siempre hay un congreso técnico y todos los estados tienen que llevar a un representante porque ahí se dicen cosas de suma importancia. En aquel congreso técnico se dijo que el tope iba a empezar a las nueve de la mañana. Larrañaga ya no pudo defenderlos más, porque sí sabían de la hora. ¿Qué más querían, que los fueran a sacar de sus camas?”.
En la discusión el presidente de la FMJ machacaba: “Vamos a arreglarlo como un juego limpio”. Silvia dijo, enfadada: “Este es el juego limpio: te convocan, te presentas y te preparas. Lo que usted me está proponiendo es ilegal: hacer otro tope, y encima sin pesaje. ¿Quiere que nos echemos un volado? Esto no es así”.
Por suerte para ella, los directivos universitarios se dieron cuenta de que Larrañaga no decía la verdad. “Les echó mentiras al director de Actividades Deportivas de la UNAM y al director de Deporte Representativo. No les dijo las cosas como eran. Eso los hizo enojar: ‘Oye, Manuel, pero tú nos dijiste otra cosa’, le dijeron, hasta que el presidente de la FMJ admitió: ‘Es que a mí no me informaron bien’”.
La judoka exigió que la incluyeran de inmediato en la lista. Y apenas pronunció la palabra “abogado”, Max Aguilar trató de suavizar la situación: “Espérate, tranquila, no necesitamos esto”. Y enseguida conminó a su compañero de oficina: “Mira, Manuel, ella tiene sus argumentos válidos, está defendiendo su lugar, tiene una buena postura porque no hizo trampas. Como dirigentes (deportivos) de la UNAM vamos a apoyarla hasta donde lleve las cosas. A nadie le gustan los escándalos. Vamos a arreglar esto aquí. Te invito a que reconsideres esa lista y que todo termine en buenos términos”.
Entonces, cuenta González, “Larrañaga empezó a guardar sus cositas y les dijo: ‘Les envío una respuesta hoy en la tarde’. Y se marchó”.
–¿Se fue convencido que iba a arreglar las cosas? –se le pregunta a la judoka.
–Se fue convencido de que le dije no a todo. Como que todavía no sabía lo que él iba a hacer. Cuando mencioné que procedería de forma legal, en la UNAM todos dijeron: “Estamos de tu lado”, porque tengo los argumentos válidos y, si esto fuera más lejos, Larrañaga ya no tendría manera de defenderse.
Tras la reconsideración de la FMJ, relata Silvia, Larrañaga le habló por teléfono para decirle: “Te felicito por la actitud que tomaste de defender tus convicciones. Los de Michoacán me podrán demandar, pero prefiero tener una demanda de Michoacán y no de la UNAM”. A la atleta le parece muy lógico:
“Pues sí, porque en la UNAM le cuesta su puesto. Nos pone el pie a los atletas universitarios, siendo que la Universidad le está dando de comer. Me da pena ajena decir que ese tipo de personas son mis representantes. No sé qué hace ahí (Larrañaga) y por qué lo conservan.”
“NADIE ME PRESIONÓ”
En entrevista con Proceso, Manuel Larrañaga reconoce su error: “No estábamos enterados (los miembros de) el consejo directivo que se llamó dos veces a la competidora, y Silvia, en todo su derecho y de acuerdo al reglamento de arbitraje, (argumentó que) si se llama dos veces a la atleta y no se presenta, queda fuera.
“Al ver las cuestiones técnicas con el área de gráficas y la dirección técnica, nueve de los 10 miembros del consejo directivo de la federación, porque al otro no lo localizamos, estuvimos a favor, y el que votó en contra fue el de Michoacán. Se le hizo justicia a Silvia para que represente a México en la categoría de 44 kilos este fin de semana en el Panamericano de Judo, porque en Juegos Panamericanos no hay esa categoría.”
Después reparte culpas. Asegura que falló su director técnico, Germán Ayala, “por no avisarnos en tiempo y forma. Ya se le llamó la atención. La cuestión fue que se hizo justicia y que no se incurrió en un error”.
Larrañaga dice que los representantes de Michoacán también deben reconocer que no se presentaron al congresillo técnico realizado la víspera del evento: “Desgraciadamente no estuvieron y no se enteraron del cambio de horario. Eso ya no es culpa de nosotros, sino de ellos”.
–¿El director de Actividades Deportivas de la UNAM le pidió esta enmienda?
–Él no puede pedirme ningún cambio. No me puede forzar, aunque yo trabaje en la UNAM. Me pidió que revisáramos bien el caso, y cuando así lo hicimos le informé inmediatamente que quien debía calificar era Silvia González. Pero no hubo ninguna presión de la institución.
–¿Nadie lo obligó a cambiar de decisión?
–Para nada. Todavía hablé con Silvia (y le dije) que si quería demostrar que es la mejor se sometiera al tope, pero tenía toda la razón, porque fue la que ganó. Ella me dijo: “Me presenté dos veces y gané”. Y para dejar todo claro, el consejo directivo decidió que Silvia sea nuestra representante.
–¿Qué explicación le dará a Sandra Sánchez?
–Ya se le mandó una explicación: que el error fue de su delegado y entrenador al no presentarse al congresillo técnico y por llegar tarde a la competencia, porque Michoacán fue la única entidad que acudió tarde al evento.
Y aunque ya aclaró el punto, el presidente de la FMJ se envalentona:
“A mí ningún director de actividades deportivas ni de ningún instituto me puede presionar, porque es una decisión que toma el consejo directivo, no es unipersonal... Todo mundo podrá pensar que me presionaron, pero no tengo por qué recibir presiones, sino que tiene que hacerse de acuerdo a la normatividad y al reglamento. Tan es así que por eso se hizo el cambio, no porque me haya presionado la institución (la UNAM), y menos que me haya dado una orden, porque eso sí, la institución es muy respetuosa.
Max Aguilar, director de Deporte Representativo y compañero de trabajo de Larrañaga en la Dgadr, reconoce que citó al titular de la FMJ después de recibir la queja de Silvia González:
“Le pedí que viniera a mi oficina para aclarar el asunto, y tras escuchar a la competidora el profesor Larrañaga rectificó la decisión. Aquí simplemente se aclararon las cosas y Manuel aceptó que fue un error de su director técnico.
“El atleta no tiene por qué pagar las culpas por un error de organización o de comunicación. Lo más importante es que Manuel aceptó ese error y que Silvia mantuvo siempre su posición de no aceptar otra cosa que no fuera que se le declarara vencedora.”
–¿No hubo presión de ustedes?
–No, simplemente Manuel trabaja aquí en la Universidad, en el área de Planeación; no trabaja directamente en el área de Deportes. Como compañero de trabajo le pedí que aclarara esto, y aceptó gustosamente sin problema.
–¿Está consciente de que puede acarrear polémica el hecho de que Larrañaga trabaje en la UNAM y a la vez presida la FMJ?
–Siempre es un cargo delicado. Hay casos como éste que ponen ahí alguna controversia. Pero el hecho de que Manuel sea el presidente de la federación no es una decisión que tenga que ver con nosotros, y en ese sentido la responsabilidad no es de la UNAM, es de Manuel como presidente de la federación, no como empleado de la Universidad.
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